Una tarde soleada, mientras caminaba por el parque, me encontré con Roberto. Él me preguntó si podía acompañarme en mi paseo, y yo le pregunté por qué. Roberto me dijo que siempre había admirado mi estilo de vida saludable y quería aprender de mí. Al principio me sentí sorprendida por su petición, no estaba segura si era adecuado o no permitirle unirse a mí. Pero al verlo tan entusiasta y determinado, supe que no podía negarle esa oportunidad. Así comenzó nuestra nueva rutina de ejercicios...